lunes, 26 de noviembre de 2007


Toda la materia que existe a nuestro alrededor experimenta continuamente. Los cambios que se registran pueden ser de dos clases: físicos y químicos.
Cambios Físicos.

Los cambios físicos se manifiestan en el exterior de la materia y se pueden observar fácilmente; involucran cambios en la forma, el tamaño, el peso y el estado de la materia.

En los cambios físicos, las sustancias no tienen transformaciones ni en la estructura ni en la composición; por eso, las propiedades específicas se mantienen prácticamente constantes. Por ejemplo, la solidificación del agua cuando disminuye la temperatura es un cambio físico, ya que no afecta la composición del agua: el hielo sigue siendo agua, sólo que en estado sólido.


Cambios Químicos.
Los cambios químicos se presentan cuando la materia sufre transformaciones que alteran su estructura y composición, convirtiéndola en una nueva sustancia.
En consecuencia, la sustancia que se obtiene siempre es diferente, porque se pierden las propiedades específicas de la materia. Por ejemplo, al quemar un pedazo de papel o de madera obtenemos cenizas, carbón, agua y gas carbónico.
Después de que se da un cambio químico, generalmente, no se puede volver a obtener la sustancia inicial. Los ingredientes del pan tienen una composición química diferente a la del pan cocido.